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1 de abril de 2012

Sobreseimiento


En la resolución de mi vida (que inexorablemente se apresura por avanzar, y que no falle), hay procesos que van a quedar suspendidos indefinidiamente no por faltas de pruebas, sino por otras causas (como se diría en jurisprudencia legal).

Ciertos proyectos, ilusiones, anhelos, propósitos... que de buen seguro ya no voy a poder alcanzar y/o realizar.
SOBRESEÍDOS.
Impotencia, crueldad.
¡Qué tristeza!
Hoy he hecho cálculos de edad.
Joven para trabajar.
Madura para reprogramar o reinciar.
Nada que ver con cuestiones del corazón, no ha lugar a perspicacias.
Sentimientos encontrados que cuestionan hechos y decisiones facturadas en el pasado.
Si una prospección de Verne o Wells se materializara hacia el pasado, allí estaría yo para probarla.
Pero, como creo que no voy a poder depender de una máquina del tiempo, casi será mejor que pregunte, me informe e interese dónde me puedo apuntar para nacer otra vez.
¿Sabiendo lo que sé? 
O no.

Imagen: nomedeslavara.com

4 comentarios:

  1. ¿De verdad te apuntarías a nacer otra vez? Yo creo que con una vez basta, para lo bueno y para lo malo, ¿no?

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    Respuestas
    1. Pues sí, Ana. Para lo bueno y para lo malo.
      La culpa la debe tener el espejo y el sofá. El espejo porque no me engaña y el sofá porque me recoge cuando ya no puedo más.
      En estos momentos, más que superada la frontera de la mitad de mi vida, me duele no poder hacer (como antaño) planes a largo plazo. ¡El tiempo corre en mi contra! Ésto, ¿cómo se para?
      Un beso.

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  2. Los planes es verdad que quedan un poco relegados con la edad y las circunstancias, quizas empezamos a mirar otras cosas, y a veces también unos planes sustituyen a otros o se precipitan. Pero los sueños y las ilusiones, que a veces,van ligados con los planes, no deben faltar nunca nunca, son nuestro motor.

    Y nacer otra vez porque ahora hemos comprendido.

    Un beso.

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  3. Si te sirve de consuelo nunca hice planes a largo plazo...
    Pero si estás hecha una niña!!!
    Anda, anda, anda...

    Besos, Paqui.

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