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28 de marzo de 2011

Carta a Platero

Querido Platero: ¿Dónde estabas?   Muchas veces me he acordado de tí a lo largo de mi vida. Me haces recordar mi tierna infancia. Aquella en la que no había libro de lectura que se preciara donde no se te describiera: "Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas. Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal"
Muchos niños y muchas niñas de muchas generaciones te hemos ido siguiendo: que si para mejorar la lectura, que si para trabajar la descripción, que si para trabajar los recursos literarios..., pero luego desapareciste de los libros escolares. 
Hace unos días, mirando libros, te he vuelto a ver en el estante de una librería. No me lo he pensado dos veces: "L'ase Platero" en pictogramas (no diré la editorial para no hacerle publicidad). Te he hojeado, ojeado y comprado.
¡ Te han reeditado!
¡Felicidades!
Pero, ¡cómo han pasado los años!, ¡cómo han cambiado las cosas! (como dice el bolero).Tú sigues siendo pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no llevas huesos...  Pero los niños de ahora no están acostumbrados a  que el protagonista muera al acabar la historia. Les gusta un final feliz,  un final incierto, un final cíclico, un final divertido, un final con moraleja, un final fantástico... 
He decidido que, cuando lo cuente a mis alumnos, obviaré el final que para tí quiso Juan Ramón Jiménez y me basaré en tu descripción y en tus aventuras. Una de las más bonitas, sin duda, es aquella en la que se explica que por la noche te bebes dos cubos de agua con estrellas. La metáfora sí la entenderán. Ya te contaré. 
Un beso.   
Paqui  


 ( Fuente de la imagen: absolutmadrid.com)