Seguidores

3 de abril de 2011

Cantar daimoku

 Poca gente sabe lo que un libro que leí hace unos cuatro o cinco años pudo cambiar mi manera de ver las cosas y entender la vida.: "El buda en tu espejo", una manual de Budismo práctico para la búsqueda del ser.
Mi inteligencia emocional me estaba pasando demasiadas facturas y con la medicina tradicional sólo conseguía salir de una y caer en otra. En mi fuero interno y en mi total ignorancia médica percibía que necesitaba tomar otro rumbo.
Fue entonces cuando descubrí en persona la medicina alternativa de la mano de un buen terapeuta que practicaba y continua practicando la medicina biológica, la psicoterapia integral y la kinesiología avanzada. Todo un mundo nuevo y desconocido para mi que, a la par de ayudarme, me atrajo enormememte.
Me inicié en un proyecto de búsqueda y conocimiento: libros de autoayuda tipo Jorge Bucay (de los que sólo me gustaban las enseñanzas de algunos cuentos), música de los Monjes Budistas, tai chi, lecturas varias ("Las enseñanzas de Thich Nhat Hanh", "Cuerpo y mente")...
Fue así como llegué a "El buda en tu espejo". No soy experta en budismo, nada más lejos. Pero lo que este libro que sigue el budismo de Nichiren me proporcionó, no lo puedo resumir en un texto.
Empecé a cantar daimoku ("Nam-Miojo-rengue-quio") casi sin darme cuenta. dia tras día. Aún hoy  y desde mi reflexionada insconsciencia, me descubro recitándolo a menudo.
Y es que si te crees que aquellos minutos de felicidad que, de vez en cuando, te regala la vida se hallan dentro de ti mismo, ¿para qué buscar más si yo sóla ya soy un buda, un ser iluminado con el potencial para concectarme a la fuente de la felicidad para que esta poderosa y dinámica fuerza se manifieste en todos los aspectos de mi vida?
Bien, con ello evidentemente no he conseguido que me toque la lotería en el sentilo literal de la palabra, pero he ganado en salud emocional,  MADRE de toda salud. 
A veces, "me descoloco" en este mundo locamente loco que nos toca vivir. Una pausa, un respiro y a cantar daimoku.
¿Placebo?
¿Autoengaño?
¿O quizás ingenua distracción?
Total, a nadie hace daño un canto acompasado que te llena de ilusión.

(Imagen: budistas.net)