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8 de noviembre de 2013

Il faut changer, parfois, le temps de vivre

Il faut changer, parfois, le temps de vivre même dans un petit période de temps.
Avec ma couple.
Ceci c'est important.
C'est à propos d'un voyage modeste et pittoresque au sud de la France que nous venons de faire.

Attendez, donc, un peu et je vais vous en raconterai des choses et de choses.
Vous la connaissez, déjà, ma passion pour l'écriture.
Avec humilité, sans prétention, pour partager et... simplement pour rappelez-moi au bon souvenir de mon voyage.

Je pris s'abstenir de lire celui qui voudrai découvrir
 librement et personnellement 
les endroits, les émotions et les impactes que,
tellement, je veux relater.

Quand on aime la famille, quand on trouve plaisir chez soi, quand on peut profiter de la mer chaque week-end..., lorsque vous avez plusieurs obligations...donc il y a peux de temps pour quitter, pour visiter, pour voyager, pour sortir...
Mais le temps passe, à coup sûr, et nos enfants grandissent et cela maintenant c'est précisément notre moment appropié.
C'est vrai.
Peu a peu.
De courtes pauses nous attendent, quelquefois partagés.

Je vous souhaite une agréable lecture

(D'avance désolé pour mon français.
 Il  est un peu rouillé et léthargique)

Si de una crónica se tratara, ésta serviría de ejemplo.
Largo finde.
Aprovechando el merecido tiempo de asueto, mi marido y yo... carretera y manta.
¡Francia nos estaba esperando!
Un café en tierras aún catalanas y, por La Junquera, de país hacemos el cambio.
¿Frontera, policías, barreras, gendarmes, documentos?
Vía libre.
Transición física instantánea que tan solo detectan  teléfono y emisora del momento.
Dos peajes... y ya está hecho.
Objetivo del viaje: Región de Languedoc-Roussillon con Carcassonne como epicentro.
Aude Pays Cathare le llaman.
Historia, piedras, monumentos.
Más que ansia de cultura, ganas de turismo y escapada en pareja.
A partir de aquí, no paramos ni un momento.
Impactos, los primeros: verdor húmedo del campo, construcciones austeras, ausencia de vida en la calle y el sol que alegra el gris del entorno.
Parada y fonda.
Acierto. Buen gusto y comodidad.
Frente al principal monumento. Cuatro estrellas, de diseño.
Contrapunto medieval y con parquin en la puerta.
De obligado cumplimiento, empezar por la Cité: a dos pasos del hotel, la Porte Narbonne sale a nuestro encuentro.
Violet-le-Duc, ¡qué visión de márquetin, qué buen acierto!
Sobre la loma, en la fortaleza, tras las murallas, en sus callejas, en sus locales y sus comercios, bulle la vida. Con turistas y visitantes nos introducimos en un maravilloso túnel del tiempo.
Cual princesa con mi caballero nos dejamos atrapar por el medievo y en un cuento de hadas interno.
Castillo, Basílica de Saint Nazaire, perímetro de las murallas en calesa, camino de Ronda, cassoulet para recuperar fuerzas y compra de recuerdos. De los míos me acuerdo y no me privo de llevarles algún trocito del lugar y del momento.
Merecido descanso del guerrero, cena... y vuelta a lo moderno.
Cama de metro ochenta de ancha: ¿dónde estás, cariño, que no te encuentro?
Un nuevo día se estrena. Llueve de noche, de día hace bueno. Copioso almuerzo y... de nuevo al paseo.
Escrupulosa y fiel cartográfica me he vuelto.
Impactos, los siguientes: wc públicos en las villas, cabinas telefónicas en uso, asfalto de otro siglo..., pero gente agradable y educada. Quizás porque sus recortes son certeros.
Mapa en ristre... y a seguir disfrutando del momento.
Moussoulens, Pezens, Montolieu (villa artesana del libro), Saissac, típico pueblo de la Montaña Negra, lago Lampy, Alzonne, Abadía cisterciense de Villalongue, Saint Martin le Viel, Raissac sur Lampy, Villeséquelande y, desde allí y antes de ir a comer a la Cité, el Canal du Midi bohemio con barcazas - vivienda de artistas de los lienzos.
Por la tarde, Lagrasse. Abadía Sainte- Maríe d'Orbieu, calles y ateliers. Monjes benedictinos cuyos largos hábitos color hueso impoluto me produjeron "yuyo" interno. Junto a la Cité y el lago, uno de los lugares de ensueño.
Vuelta a Carcassonne. Visita del Musée de l'École (de obligado cumplimiento), cena, promenade nocturne ... y al hotel, que estamos muertos.
Tercer día a la vista. 
Despedida del hotel.
Camino a Limoux, parada y fotos de la sede del Blanquette. Pasamos por completo de lozas y de cavas para Saint Hilaire ir a su encuentro. Le sucede Alet les-Bains y sus aguas y, ya de vuelta y con el objetivo de visitar los últimos vestigios cátaros, nos encontramos con Couiza y sus aguas termales, Quillan y Axat con su impresionante Desfiladero de Pierre Lys. Nos acompaña, paralelo, el Maury y su murmullo travieso y fresco.
Alto en el camino para coger fuerzas y finiquitar la ruta que el mapa nos ha impuesto.
Últimos vestigios cátaros y últimas visitas. Accesos rupestres. Promontorios. Fortalezas. A confesar: en coche hasta el pie del sendero para contemplar los Castillos de `Peypertuse y Quéribus. A un lado nos dejamos Montsegur (el último reducto cátaro) y sus misterios. ¡Por Dioooos, quién les iba atacar allá, tan aaaaaalto y tan leeeeejos!   
Adiós,escenario gnóstico, de cruzadas, perseguido y feudal.
Adiós, terrenos abruptos y escabrosos.
Adiós, agua, exclusas, ríos, riachuelos, canales, puentes y lagos.
Adiós, campiña.
Adiós, viñedos.
De kilómetros... mil y pico.
Completito,  verídico y cierto.

Si habláramos de fracciones (deformación profesional, lo siento), 3/4 partes del territorio elegido hemos hecho. Nos faltó un día más para al nordeste dedicar y visitar Narbonne, entre lagos y junto al mar.