Seguidores

5 de junio de 2011

Luna lunera

Como a Galileo Galilei, a mí me atrae también mucho la luna. Pero yo no observo en ella montañas ni cráteres, ni construyo telescopios. A mí no me mueve la astrofísica, sino el simple deleite del maravilloso espectáculo celeste y las emociones que experimento y comparto.
Esta noche, sin ir más lejos, luce una maravillosa nueva luna visible (o luna creciente) que domina un imperfecto "mundo sublunar", como diría el científico renacentista.
Y es que yo soy cáncer y reconozco sentir la sensible inspiración de la luna. Según cuentan, el mío es un signo regido por ella. La luna es el planeta de la intuición, de la inspiración, de quienes tienen ideas peculiares. Me identifico con estos tópicos y con otros más que nos adjudican. Siento tenerla presente en mí de manera latente y no me hace falta seguir un calendario lunar para acertar, muchas veces, en qué fase se halla. Lo presiento. Probablemete ésta sea la causa de que yo misma me reconozca a veces como lunática y pase también por mis diferentes fases, mis cambios  de estado de ánimo. Pero, como ella, también me sobrepongo. Y éso, lejos de desagradarme, me enorgullece,  configura mi personalidad.