En la sombra, en la penumbra,
desde el zaguán de tu brazo, a hurtadillas,
muevo hilos, ato cabos,
vivo y lucho,
escucho y callo.
Cara a cara, en la solana,
sin asir muleta alguna, me destapo,
echo el freno, paro el carro,
vivo y lucho...
hablo claro.
La razón no me miente.
La paciencia se agota.
Tanta soberbia me enciende.
Celos y orgullo ajenos, omnipresentes,
enfermizos combatientes,
contra el débil,
contra el débil,
me desatan, me dan fuerzas, me encorajan...
y la razón no me miente.
No me vale la sombra, la penumbra, la solana.
No me sirven los silencios.
Yo no quiero tus lamentos.
Son los hechos, las palabras.
Son los gestos, tu respeto...
Blanco o negro.
Esta vez, entre tú y yo,
tu sempiterno apoyo en silencio,
(el gris),
no me sirve.
Lo lamento.
Esta vez, entre tú y yo,
tu sempiterno apoyo en silencio,
(el gris),
no me sirve.
Lo lamento.
Imagen: taringa.net
Paqui, ahora entiendo cuando escriben los poetas sus mejores versos. Cuando están enamorados, se sienten heridos o necesitan gritar su pena. Es un poema PRECIOSO,sereno, triste, duro.
ResponderEliminarHas combinado los tres estados de ánimo de los mejores poetas.
Piensa, que a veces, vestir de gris tampoco es fácil aun sabiendo que la razón no te miente.
Entiendo el gris. Lo conozco.
EliminarEl poema, simplemente, palabras que ha derrramado mi alma.
Un beso.
El gris, el gris doloroso.
ResponderEliminarUn abrazo.
En este caso, sí.
EliminarUn beso.
Te ofrezco mi pañuelo para secar esas lágrimas, pero recuerda que el gris, en este caso, es el más acertado. Pasa página!!! Un besito.
ResponderEliminarPágina pasada, pero me la he aprendido de memoria.
EliminarBesitos.