De lo terrenal, lo efímero precisamente es todo aquello que conjugamos en pasado.
No es recuperable.
Después sólo se aloja en los recuerdos, en la memoria.
Contribuye a nuestra configuración. Va marcando cada uno de nuestros caminos aunque no seamos concientes de ello y, aún echando la vista atrás como el poeta, vemos huellas que no podemos volver a pisar.
Y, pasado, pasado está aunque nos duela el decirlo.
Etapas, momentos, PERSONAS,
Etapas, momentos, PERSONAS,
La primera vez de cualquier cosa, no es más que un inicio. Pero la última... La última es incierta. Sobreviene sin invitarla. Es descarada, despiadada y no se arrepiente.
El último beso.
La última mirada.
La última complicidad.
El último enfado.
El último paseo.
El último encuentro.
El último adiós.
El último suspiro.
El último suspiro.
Nadie me advirtió que algunas últimas veces deberíamos reconocerlas porque luego se echan mucho a faltar. Duelen.
Queda el consuelo espiritual. Consuelo que se conjuga en presente, que es etéreo, incondicional, necesario, invisible, inmortal.
Queda el consuelo espiritual. Consuelo que se conjuga en presente, que es etéreo, incondicional, necesario, invisible, inmortal.
Quizás por eso deberíamos valorar que hay que vivir con nosotros mismos,con los demás, con nuestro entorno como si cada día fuera el último,amiga...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu reflexión y¡¡ estoy tan de acuerdo...!!
Te dejo un beso y gracias por pensar en alto
;-)
Veintidos años "robados" de vivencias y carencias. Aquí sí que no se puede decir "parece que fue ayer"...Su ausencia nos marca día a día y eso hace pupa. Un besazo.MARI
ResponderEliminarReflexiones compartidas. Experiencia volcada para aprender de lo vivido.
ResponderEliminarGracias.