Un pie extraño ha pisado hoy con crueldad mi castillo de arena.
Dedos queridos han desmontado sin piedad mi castillo de naipes.
Me siento una muñeca rota.
De pequeña, mi padre me arreglaba las muñecas rotas.
Imagen: es-la-guerra.blogspot.com
Tu padre te reconstruirá tu castillo de arena, lo puede hacer de mil fomas, aún sin estar.
ResponderEliminarDe muñeca rota ná de ná. De eso ni hablar. Tú y tus energías positivas hacen que tu castillo de arena vuelva a ser el que era. Te envío desde aquí un cariñoso empujón para los cimientos. Bsts
ResponderEliminarHola Paqui, curiosamente hoy también me siento muñeca rota. Hoy no he podido comprar la rosa a mi madre, como siempre hacía, heces dos años que me falta y la punzada de dolor es muy grande. La vida sigue, sí, pero yo, hoy, soy muñeca rota. Un beso muy grande!
ResponderEliminarTe entiendo. Hay días en los que me siento también así...
ResponderEliminarBesos.